
“No entiendo porqué sigo sintiéndome mal”
Share
Para qué vamos con cosas, todos hemos pensado esto alguna vez, sobretodo en momentos que hemos estado bajitos. Desde un lugar de desesperación donde queremos que esta sensación se vaya rápido.
Me encantaría decirte que te voy a ofrecer una solución rápida o algo súper mágico que te hará sentir bien instantáneamente. Pero no. Lo que sí, voy a ayudarte a entender un poco más todo esto y guiarte a una respuesta realista.
Cuando llegan las personas a mi consulta con esta frase, hasta yo como terapeuta me presiono por un segundo diciéndome “tengo que sacarlo de este sufrimiento AHORA”, luego me acuerdo que eso no es posible y no es real. Hasta uno entra un poco en esa desesperación.
Te cuento una experiencia personal que tuve hace poco. El año pasado, hasta hace pocos meses, me sometí a mi misma a diferentes terapias para sanar todas mis heridas y experiencias traumáticas que había vivido hasta mis 28 años. Algo en mí me dijo “ok Sofía, basta de fingir que está todo bien porque realmente no lo está y lo cargas a diario muchas veces sin darte cuenta”. Fue ahí cuando tomé esta decisión y me comprometí a hacerlo. Pasé por procesos durísimos, probablemente más de lo que puedas imaginarte, incluso yo miro hacia atrás y no puedo creer lo que atravesé y aprendí. Me dolió la vida como nunca antes, pero estaba en un momento de mi vida en que las cosas estaban relativamente bien para poder hacerlo. Podría haber seguido fingiendo quizás cuánto tiempo más. Reviví momentos durísimos de mi vida, logré identificar de dónde venían muchos patrones, emociones y pensamientos, somaticé como nunca antes estando meses durmiendo pocas horas porque mi cuerpo estaba en constante alerta, cometí un montón de errores, pude decirle adiós a relaciones donde no nos hacíamos bien, resignifiqué muchas otras, incluso me dieron un diagnóstico donde empecé a mirarme desde ahí cuando mi últimas terapeutas me dijeron que todo esto era únicamente una somatización de años de dolor reprimido, etc.
Y me pasó algo que le pasa a muchas de las personas que vienen buscando ayuda… me encontré a mí misma agotada muchas veces, diciéndome “no doy más”, preguntándome a mí misma si esto realmente valía la pena y sentía que me había perdido a mi misma y la verdad es que muchas veces di por sentado que no me volvería a encontrar.
Debe darte miedo leer esto, pero quiero ser honesta y aquí va lo que necesitas leer. “Sanar” es un proceso súper doloroso, porque nos toca ver y sentir todo aquello que reprimimos mucho tiempo tratando de fingir que estaba todo bien o porque tuvimos que seguir funcionando.
Cuando te encuentras en este estado de sentir que vas a sentirte mal por siempre y entra la desesperanza, probablemente sea porque 1) Nunca te has permitido REALMENTE sentir todo esto y cuando digo realmente no es “una lloradita y a seguir” porque hay situaciones que con eso no basta y no es algo que podemos apurar 2) Al no darle espacio, validarlo y reconocerlo, eso nos persigue acumulándose por dentro y formando un peso gigantesco a diario y por ende interfiriendo en nuestras vidas 3) Pretendes que experiencias inmensamente dolorosas (como el duelo de una persona cercana, la infidelidad del que llamaste por años “el amor de tu vida”, la violencia constante de tu padre, sentir que tu madre jamás te quiso, etc), sanen así como así y seguir lo antes posible como si nada.
Te hago una pregunta… si una persona a la que quieres mucho, te contara que vivió todo lo que tú has vivido con detalles… ¿le dirías “ya tómate una semana, se te va a pasar solo y después sigues adelante, no pasa nada”? ¿No? ¿Entonces por qué lo haces contigo una y otra y otra vez?
Ese es nuestro gran problema, no entendemos que la única manera de liberarnos de ese dolor es sintiéndolo. Y si sé que suena cliché y que probablemente estés harto de escucharlo, pero es la verdad. E insisto, cuando digo que hay que darse el espacio, realmente hay que dárselo. Porque varias personas llegan pensando que se lo dan porque se sienten así todos los días. Pero lamento contarte que el hecho de que tu cuerpo no te dé otra opción, no es darle espacio, permiso ni reconocerlo.
Solo así obtenemos con esfuerzo, responsabilidad y tiempo, ver el panorama completo, ordenado y con claridad. Y desde ahí viene la segunda parte, arriesgarnos y tomar acción, generar cambios desde el lugar que yo puedo y controlando mis acciones, actitudes, límites, palabras, dinámicas, con tiempo y paciencia pero desde un lugar activo, para no seguir alimentando eso que nos hace daño una y otra vez.
Como te contaba, yo estuve ahí hace poco y sé lo frustrante y desesperanzador que es. Pero no me rendí, fui constante y comprometida con algo que muchas veces no podía ver la luz al final del túnel. Y fue lo más valiente y difícil que he hecho en mi vida creo y a la vez lo más necesario. Volví a sentirme realmente liviana después de años, a reorganizar mi energía, se movió hasta lo que jamás pensé que se movería y volví a construir mi vida desde un lugar que me hace mucho más sentido. Me recuperé a mi misma. Estaba escondida detrás de todo ese dolor y sufrimiento que reprimí porque “solo había que seguir adelante” cuando en realidad cargaba con toneladas emocionales que no me permitían avanzar.
Si, hay mucho que me hubiera gustado que fuera diferente, un año y medio donde sentí que retrocedí un montón, pero fue extremadamente necesario para avanzar realmente y que no fuera una simple fantasía, donde retrocedí 1 para avanzar 10, donde me tiré a mí misma hacia atrás, como un elástico, pero no para quedarme ahí, sino que para salir con todo el impulso hacia adelante.
Entonces, si te sientes así, la única persona que puede salvarte eres tú. Los demás acompañan, contienen y ayudan. Pero tú eres la persona que debe responsabilizarse, debe tomar una decisión, solo tú puedes sentir lo que necesitas sentir. Y sé que probablemente piensas que no tienes las herramientas, la energía, los recursos o que estás condenado a vivir esto por siempre. Pero déjame decirte que si las tienes, están nubladas por tu malestar el día de hoy y no, esta no es tu condena, hay muchas cosas que si puedes cambiar.
Prometo que no te arrepentirás y no tienes porqué hacerlo solo tampoco. Es la única forma de que este fantasma deje de penarte a diario. Mereces cuidarte, mereces darte esa libertad, mereces no seguir cargando con ese tremendo peso, mereces invertir tiempo, esfuerzo y dinero en ti, mereces darte amor y así mismo mereces mucho más de ti.
Y eso es lo que tu dolor está esperando, que le des el amor y la atención que tanto necesita. Y lo va a gritar fuertemente todas las veces que sea necesario hasta que lo escuches.
Un blog denso y profundo, incluso quizás demasiado honesto, o sé, pero viene desde lo más profundo de mi corazón y es algo que me encantaría que dijeran en su momento.
Te doy un abrazo virtual muy fuerte ❤️🩹 y espero que te haya servido!
Con amor,
Sofi.